miércoles, 7 de enero de 2009

Año nuevo, ¿vida nueva?

Con el nacimiento de un nuevo año se presenta una gran oportunidad: comenzar con mucho entusiasmo, alegría y realismo. Difícilmente alguien ha iniciado el mes de enero sin una lista de propósitos por cumplir. Sin embargo, es fundamental revisar si son los más adecuados. ¿Cuántas de estas intenciones se enfocan en la verdadera superación personal?

El mejoramiento personal no es sinónimo de pensar, como erróneamente lo plantean muchos autores contemporáneos, que somos “lo máximo” y que nada debe hacernos sentir mal. La verdadera superación se basa en la humildad, es decir, en aceptar la verdad sobre nosotros mismos. De esta manera descubrimos nuestras virtudes –que debemos conservar– y nuestros defectos –que debemos luchar por erradicar–.

Una falla común que permite una amplia reflexión es la deshonestidad. Un ejemplo se da en la escuela. Es frecuente encontrar a alumnos que “destacan” por su habilidad para copiar en los exámenes. Es decepcionante como muchos de ellos son plenamente conscientes de la inmoralidad de esta acción y aún así lo hacen. Incluso hay quienes felicitan al que obtuvo una buena calificación de forma deshonesta.

La falta de interés en la educación de uno mismo es otro error que llama la atención en la actualidad. Muchos prefieren pasar varias horas del día bajo la influencia de los medios masivos de comunicación –algunos de los cuales promueven en gran medida el hedonismo y el consumismo– que disfrutar de un buen libro. Tristemente, la falta de lectura y de reflexión ha provocado que en México, incluso a nivel universitario[1], haya un gran porcentaje de analfabetas funcionales[2].

Se podrían seguir enumerando áreas de oportunidad comunes a muchos mexicanos. Sin embargo, es tarea de cada uno hacer un análisis sobre su situación y determinar cuál es su defecto dominante en las principales áreas de su vida (intelectual, afectiva, social, espiritual, etc.). De esta manera, cuando todos tomemos consciencia de nuestras vidas y de lo que podemos hacer para mejorarlas, haremos una verdadera aportación para la construcción de una mejor sociedad.
Sergio Marín Kaldman



[1] http://www.eluniversal.com.mx/notas/564393.html
[2] http://www.itesm.mx/va/deptos/ci/articulos/elredise.htm : “el grueso de su lectura [de los analfabetas funcionales] se compone de los letreros y anuncios publicitarios en las calles y de alguna que otra historieta del diario dominical, la sección deportiva en los periódicos y los panfletos que hay en los puestos de revistas. Es lectura obligada o de esparcimiento, no disciplinada, sin el propósito de ampliar el horizonte de conocimientos de forma deliberada. Un analfabeta de segundo grado aún en menor medida ha desarrollado la habilidad de expresarse por escrito, de perseguir la profundización y ordenamiento de su pensar a través de la disciplina de la escritura”.

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